El concepto de sordera suele interpretarse como una patología homogénea, que afecta por igual a todas las personas que la padecen; sin embargo, no todas las pérdidas auditivas son iguales ni se afrontan de la misma manera.
En este artículo desmentimos los mitos más extendidos sobre las personas con pérdida auditiva.
Es habitual pensar que, si nos comunicamos con una persona que sufre alguna pérdida auditiva, no podrá entender ni una palabra de lo que decimos ni interpretar mínimamente el contexto de la conversación.
Sin embargo, una gran parte de las personas con este tipo de patología se apoyan en ayudas técnicas como los audífonos, que facilitan la recepción del sonido de una forma más clara y nítida.
Cuando hablamos con una persona con pérdida de audición, debemos comunicarnos con un tono normal, vocalizando las palabras e intentando no taparnos la boca.
La hipoacusia no sólo aparece o la pueden sufrir personas mayores, como es el caso de la presbiacusia. La pérdida auditiva puede aparecer a cualquier edad.
La pérdida auditiva también puede detectarse en la infancia e incluso en el momento del nacimiento, y a veces su aparición está relacionada con factores genéticos.
Este tipo de patologías puede aparecer en cualquier momento de la vida de una persona y por multitud de causas diferentes: factores como estilo de vida, alimentación o el uso de medicamentos pueden ser los principales causantes de hipoacusia.
Las personas con pérdida auditiva pueden conducir sin problema: existen recursos y herramientas visuales que permiten y facilitan una conducción más segura.
Sin embargo, el reglamento general de conductores no permite obtener la licencia de conducir si se trata de la enfermedad de Ménière, una patología directamente relacionada con la pérdida auditiva que se manifiesta como vértigos y mareos.
No todo el mundo con pérdida auditiva maneja la lengua de signos. Cada caso es diferente y, según sus necesidades y contexto, una persona con pérdida auditiva puede preferir la comunicación oral o signada.
Los audífonos son prótesis auditivas que se encuentran dentro o detrás del oído que ayudan, corrigen y amplifican la recepción de los sonidos.
Encontramos audífonos adaptados y prótesis auditivas para todo tipo de pérdidas; sin embargo, antes de decantarnos por una u otra opción es necesario seguir las recomendaciones del audiólogo, quien podrá prescribirnos la mejor solución para nuestra pérdida auditiva.
Los audífonos son una ayuda para las personas que sufren algún tipo de pérdida auditiva, pero no son un tratamiento que revierta por completo la sordera.
Los usuarios de prótesis auditivas pueden desenvolverse de forma normal en todo tipo de situaciones y ambientes, utilizando determinadas adaptaciones.
La mayoría de personas con pérdida auditiva y usan audífonos pueden disfrutar de la música de la misma manera que una persona normoyente siguiendo, sobre todo, las vibraciones, la melodía y el espectáculo.
Las personas con pérdida auditiva se enfrentan a situaciones cotidianas como ir a por la compra, ir al gimnasio o ir a clase. A menos que existan patologías relacionadas más incapacitantes, la mayoría de contextos pueden adaptarse a la pérdida auditiva.