Cuando se cree que existe la posibilidad de tener una pérdida auditiva es necesario acudir a un centro auditivo. Un audiólogo protésico será el profesional encargado de realizar una serie de pruebas auditivas para determinar el tipo de hipoacusia.
Una de las más comunes es la audiometría, cuyos resultados se visualizan en un audiograma. El audiograma no solo es útil para conocer el grado de pérdida auditiva, sino el tipo de hipoacusia del paciente. En este artículo te explicamos todo lo que debes saber para saber cómo interpretar una audiometría.
Una audiometría es una prueba de audición que evalúa el funcionamiento del sistema auditivo. Su objetivo principal es determinar la capacidad que tiene el paciente para escuchar sonidos, tomando en cuenta las variaciones en la intensidad del sonido y las vibraciones de las ondas sonoras.
Para determinar la capacidad del paciente de percibir los tonos y la intensidad de los mismos, se realiza la audiometría tonal. Mide la capacidad de una persona para escuchar diferentes sonidos, tonos o frecuencias.
El procedimiento consiste en emitir una variedad de sonidos en diferentes intensidades en cada oído para determinar el rango de audición que se mide en decibelios (dB). El objetivo de la audiometría tonal es comprender la intensidad que debe tener un sonido para que el paciente lo oiga en las distintas frecuencias, tanto por vía aérea como por vía ósea.
Por su parte, la audiometría verbal, o logoaudiometría, se utiliza para conocer las alteraciones que tienen lugar en la interpretación del habla. Su objetivo es cuantificar todos los parámetros de reconocimiento a través de la voz y sus sonidos.
Durante la audiometría verbal, el paciente escuchará una serie de palabras en diferentes tonalidades con el objetivo de que las reconozca. Esta prueba funciona como un complemento a la audiometría tonal.
Los resultados de la audiometría tonal se presentan en un audiograma. El audiograma es un gráfico que muestra los decibelios (dB) que escucha una persona en diferentes frecuencias (Hz) audibles por el ser humano.
Las frecuencias se miden en hertzios (Hz) y se ubican de 125 a 8000 Hz, es decir, de más graves a más agudas. La intensidad del sonido se mide en decibelios (dB) y muestra cifras desde –10 hasta 120, comenzando en la parte superior del eje.
La capacidad de escuchar los sonidos de cada oído irá marcada en dos trazos diferentes: el azul para el oído izquierdo y un trazo rojo para el oído derecho, ya que el paciente no debe por qué tener la misma pérdida auditiva en ambos oídos.
Además, para el color azul veremos dos líneas azules y dos rojas: una continua y otra discontinua. La línea continua representa la audición por vía aérea, es decir, la prueba realizada con auriculares. Por su parte, la línea discontinua representa la vía ósea.
En un audiograma normal, la vía aérea y la vía ósea deben superponerse y mantenerse por encima de los 30 dB. Si las líneas se encuentran por debajo de los 30 dB, en alguna frecuencia, implican cierto grado de pérdida auditiva para los sonidos con esa frecuencia.