Aunque se suele relacionar la pérdida auditiva con la edad, realmente puede presentarse en cualquier momento de la vida. De hecho, una de las formas que se utiliza para clasificar la hipoacusia es su momento de aparición.
A continuación, te explicamos qué es la hipoacusia postlocutiva y prelocutiva, y en qué se diferencian entre ellas.
La hipoacusia postlocutiva es el tipo más común de sordera, ya que puede presentarse en cualquier momento desde los 4 años.
Su nombre se debe a que, cuando la pérdida auditiva se produce, la persona afectada ya ha desarrollado el lenguaje; por eso la línea se dibuja alrededor de los 3 o 4 años de edad. El paciente conoce los sonidos, los recuerda y los comprende.
Por lo general, este tipo de hipoacusia se presenta de forma gradual y disminuye la calidad de vida del paciente, quien puede desarrollar problemas para comunicarse y socializar.
Por otro lado, la hipoacusia puede presentarse desde mucho antes, lo que se conoce como hipoacusia prelocutiva.
Debe su nombre a que el niño todavía no se ha familiarizado con el lenguaje cuando pierde la capacidad auditiva.
Como el lenguaje se desarrolla por imitación, si la pérdida auditiva no es tratada, al niño le costará más aprender a hablar o no lo hará en absoluto.
La principal diferencia entre hipoacusia postlocutiva y prelocutiva es la edad en la que se produce.
La hipoacusia prelocutiva aparece entre el nacimiento y los 4 años de edad, mientras que la postlocutiva puede aparecer en cualquier momento posterior.
Al producirse en diferentes etapas de la vida, su diagnóstico, consecuencias y –por tanto– tratamiento también son diferentes. Además, no tienen las mismas causas.
Si bien la hipoacusia postlocutiva y prelocutiva pueden compartir algunas causas (infecciones, enfermedades, lesiones y otros factores externos), la hipoacusia prelocutiva también puede tener causas genéticas o congénitas, como:
En el caso de la hipoacusia postlocutiva, la persona afectada puede tardar un tiempo en darse cuenta de la pérdida. Lo más habitual es que sus seres queridos sean los primeros en darse cuenta.
Por su parte, detectar la hipoacusia prelocutiva puede ser más complicado, porque será tarea de los padres. Así, los signos de la sordera infantil pueden variar en función de la edad:
Para el diagnóstico de la pérdida auditiva es necesario realizar una evaluación de la audición.
Una persona con hipoacusia postlocutiva tendrá problemas para comunicarse, debido a que se le dificultará entender a los demás y entonar su voz, pero ya sabe cómo hacerlo. Sin embargo, es posible que desarrolle ansiedad y/o depresión como consecuencia.
En el caso de los niños prelocutivos, tendrán dificultades para aprender a hablar, así como otros problemas a nivel cognitivo, social y académico. Mientras más tarde en atender la pérdida auditiva, menos serán las probabilidades de que el niño pueda adaptarse.
En ambos casos, será necesaria la implementación de una ayuda auditiva como el audífono o el implante coclear para devolverles la capacidad de oír.
En el paciente postlocutivo, si ha pasado mucho tiempo sin percibir sonidos, es posible que deba realizar un reentrenamiento auditivo para volver a entender correctamente.
Sin embargo, los pacientes prelocutivos no solo deben aprender a escuchar, sino también a hablar. Será necesaria la implicación familiar, así como la intervención de un logopeda que pueda facilitar al niño el desarrollo de sus habilidades comunicativas.