En el día a día utilizamos las palabra oír y escuchar como sinónimos, sin embargo, hay varias diferencias entre oír y escuchar que nos muestran que la finalidad de cada palabra es distinta-
Te contamos cuáles son las similitudes y diferencias que comparten estos conceptos y por qué hemos llegado a utilizarlos como sinónimos.
Si nos adentramos al significado de ambas palabras, podemos observar que según la Real Academia de la Lengua tienen, cada una, una definición distinta:
Escuchar significa atender a la persona con la que nos comunicamos, escuchar lo que dice y lo que quiere compartir con nosotros. Esta acción requiere un un esfuerzo consciente, no es algo que podamos hacer en automático, sin ni siquiera darnos cuenta.
Este proceso requiere empatía e interés hacia la persona con la que nos comuniquemos, tratar de comprender de forma activa el mensaje que estamos recibiendo, ya venga de una conversación o simplemente del ambiente.
El proceso de oír, a diferencia de escuchar, es involuntario y no depende de uno mismo. Puede llevarse a cabo de la forma más natural, sin necesidad de centrarnos en el mismo sonido que se percibe.
Para poder escuchar es necesario oír con claridad: este matiz es el que diferencia oír de escuchar y la razón por la que solemos confundir ambos términos. Mejorar nuestra calidad auditiva pasa por revisar nuestra audición y actuar para corregirla en caso de que empecemos a notar pérdida auditiva.
Entendemos la escucha activa como el proceso de escuchar con mucha atención lo que dice la otra persona y sin interrumpir.
Es cierto que el desarrollo comunicativo de los niños es diferente en cada etapa del crecimiento. Sin embargo, cuando los más pequeños escuchan conversaciones tienden a llegar a imitar, pronunciar y repetir ciertas palabras y sonidos.
Esto se debe a que cuando escuchamos nuestra propia voz lo hacemos de dos maneras, por un lado percibimos las ondas sonoras que generamos, pero también percibimos las de la vía ósea.