Aunque los beneficios que aportan los audífonos para las personas con pérdida auditiva son muchos, también es cierto que ningún tratamiento está libre de riesgos. Si no se realiza una correcta adaptación, por ejemplo, los problemas auditivos podrían incluso empeorar.
Es importante que conozcas cuáles son los riesgos de los audífonos antes de tomar decisiones. Sin embargo, nuestra recomendación siempre será que consultes con un audiólogo profesional.
Si se ha esperado demasiado tiempo entre que se produce la pérdida auditiva y el momento en que se comienza a utilizar audífonos, hay un mayor riesgo de experimentar dolores de cabeza mientras te acostumbras a escuchar de nuevo.
Los dolores de cabeza también pueden deberse a que el volumen de los audífonos es muy elevado, incluso pueden venir acompañados de tinnitus.
El dolor de cabeza suele desaparecer en un par de semanas, pero es recomendable consultarlo con el audioprotesista para que realice los ajustes necesarios.
Hay ocasiones en las que el sonido se queda atrapado dentro del audífono o en los que es mal redireccionado, ocasionando lo que se conoce como retroalimentación o feedback. Si esto ocurre, puedes percibir sonidos molestos como chirridos, zumbidos o pitidos.
Sin embargo, este problema hoy no es tan común como lo era hace una o dos décadas. La mayoría de los audífonos modernos incorporan un sistema anti-feedback que evita que el sonido amplificado llegue al micrófono del oído.
Si empiezas a percibir retroalimentación en tus audífonos, esto no es algo que no se pueda solucionar, ya que generalmente basta con una limpieza, un reajuste o alguna cambiar algún componente del audífono.
Por otro lado, los audífonos estimulan la producción excesiva de cerumen de las glándulas del canal auditivo. Aunque el cerumen es un producto normal y necesario dentro del canal auditivo, para protegerlo del polvo y las bacterias, un exceso de cerumen puede ser perjudicial.
Una de las consecuencias del exceso de cerumen es que puede bloquear la entrada del sonido y empeorar temporalmente la pérdida auditiva; además, es una de las causas de la retroalimentación.
Las personas que no están acostumbradas al uso de audífonos también aseguran dolor y picor en el oído cuando se los colocan. Esta situación puede empeorar a lo largo del día y muchas personas terminan optando por quitarse los audífonos.
Esto puede deberse a que la prótesis no tiene el tamaño adecuado. Si es muy pequeña, puede moverse y si está muy apretada, puede causar inflamación.
En caso de picor, desaconsejamos que te quites los audífonos e intentes rascarte, ya que podría empeorar la situación. En su lugar, puedes limpiar el oído con un trapo húmedo para mantenerlo hidratado.
Solicita una cita con tu audiólogo para que pueda ayudarte a encontrar el tamaño más adecuado de un dome o molde.
Finalmente, un audífono mal adaptado es casi tan malo como no utilizar un audífono.
Un volumen más alto del necesario, podría empeorar la pérdida auditiva; mientras que un volumen más bajo, hará que sigas tratando de esforzarse por escuchar.
Cada paciente tiene sus propias necesidades auditivas y no tener audífonos que se adapten de forma correcta, hará de tu experiencia auditiva mucho más difícil. Por eso es igual de importante elegir el audífono correcto que asegurarse de que la adaptación sea la adecuada y ajustarla cuando sea necesario.